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Chile, cuarto país de Sudamérica al estándar japonés-brasileño

Tras una serie de anuncios y postergaciones, múltiples estudios y 33 meses desde el plazo original fijado por la Presidenta Bachelet, el gobierno finalmente se decidió por una norma para televisión digital terrestre (TVDT), convirtiendo a Chile en el cuarto país de América Latina en elegir la norma ISDB-T (con MPEG4), creada en Japón, adaptada y usada por Brasil y que ya ha sido acogida por Argentina y Perú.

Más canales, con una mejor calidad de recepción en una compleja realidad geográfica y la posibilidad de recepcionar la señal gratis a través de celulares, fueron las razones que dejaron en el camino a las opciones estadounidense (ATSC) y europea (DVB-T), explicó el gobierno.

Según la Presidenta Michelle Bachelet, se tomó en cuenta "la disponibilidad de equipos compatibles con el legado analógico chileno que permitieran alta definición y, por cierto, garantizar el menor costo posible para los usuarios".

"La transición a la televisión digital es aún más importante que el paso del blanco y negro al color", dijo el subsecretario de Telecomunicaciones, Pablo Bello. Significará un aumento sustancial de la oferta disponible, "habrá más canales de todo tipo, permitirá además que más personas puedan crear sus propios canales y programas para así comunicarse con el resto del país y del mundo", señaló la Mandataria.
Tras la firma del decreto con que Chile adopta la norma japonesa de TV digital, la televisión abierta vivirá el cambio más trascendental desde el paso del blanco y negro al color.




Y es que en teoría, el paso a la televisión digital garantizaría al menos 180 señales de televisión en calidad estándar (60 en alta definición), aunque en la práctica serán mucho menos. "Desde el punto de vista técnico, hay más espacio para más canales y dentro de cada uno ahora hay más señales. Cuántas se van a desarrollar en la práctica depende de la ley", explica Bello. La misma normativa obliga que al menos un 40% de esas señales estén reservadas para canales regionales, comunitarios, educativos y culturales.

Vladimir Marianov, jefe del departamento de ingeniería eléctrica de la Universidad Católica y gerente de la división Ingeniería Eléctrica del Dictuc -que participó de los análisis con las tres normas- explica que la cantidad de canales dependerá del espacio que se utilizará para cada uno, "en el espacio que transmite ahora un canal podrían transmitir hasta ocho. Hay una disponibilidad bastante grande, porque estas señales son por ciudad. Hay posibilidades técnicas para que transmita mucho más gente, pero el asunto es que cómo se financia", señala.

Asunto que el gobierno ya ha considerado, pues la norma japonesa ofrece en su paquete un programa de cooperación, tanto técnica como financiera, que podría ayudar a los canales, considerados inviables comercialmente, a entrar a la pelea.

"El proyecto de ley contempla que haya subsidios a los canales que no tienen viabilidad comercial, que son aprobados por el CNTV, pero adicionalmente, y a propósito de la norma, hay un programa de cooperación que se va a realizar con el gobierno japonés y brasileño que también va a significar un apoyo en el desarrollo de estos canales", aseguró el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, René Cortázar, aunque sin especificar cuáles serían los montos.

La ley permite, además, que los canales tengan la posibilidad de entrar al sistema a través de intermediarios, empresas que siendo dueños de su espacio de 6Mhz de espectro, cobren una especie de "peaje" para que otros lo puedan utilizar. Con todo, los canales pequeños tendrán la posibilidad de acceder a financiamiento tanto para comprar sus propios transmisores, como para pagar un peaje por utilizar intermediarios.
2010-2018


Aún con norma de TVDT, el proceso de transición quedará en stand by hasta que se termine de aprobar la ley en el Congreso, donde la discusión comenzó hace apenas dos meses, a pesar de que el proyecto fue enviado en noviembre de 2008.

Según explicó Cortázar, una vez aprobada la ley deberían pasar entre 8 y 10 años antes de que se produzca el apagón analógico. Hasta entonces, los chilenos podrán seguir recibiendo la señal análoga, mientras adquieren un nuevo televisor con la norma incorporada o, en su defecto, un decodificador, que en la actualidad bordea los 22.000 pesos, pero que en una década sería mucho más barato.

En el ministerio confían en que los precios de los televisores no deberían ser muy diferentes a los que actualmente están en el mercado, pues la norma sólo es un chip que se le incorpora al televisor.

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